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TODO O NADA

El arte y la ciencia de poner objetivos

Cuando termino de ver a los pacientes que vienen a una primera visita y bajo al despacho, normalmente me encuentro a alguien del equipo, y siempre me preguntan: ¿qué tal está? ¿qué le pasa? ¿le podemos ayudar? Estas tres preguntas que me hacen las personas de mi equipo resumen tres cosas que son importantes a la hora de proponer tratamiento a un paciente.

Estas tres cosas son: su queja principal, su diagnóstico y los objetivos de mejora.

En cuestión de 5 minutos tengo que resumir el caso, y me he dado cuenta que responder a estas preguntas me ayuda enormemente a tener un enfoque global del mismo. Os recomiendo que introduzcáis esta rutina en vuestro centro, ya que así todo el equipo estará informado y conocerá el caso. Todos tendréis una idea global del paciente. Nosotros lo fuimos implantando como quien no quiere la cosa, a ellas les preocupan los pacientes y por eso preguntan, y de ahí ha nacido una dinámica muy interesante y enriquecedora para todos, para el equipo y, sobre todo, para el paciente.

Cuando vemos a un paciente por primera vez, a veces podemos poner un objetivo de mejora para cada uno de los problemas visuales que presenta. Sin embargo, otras veces sólo podremos tratar algunos síntomas y otros serán intratables, o no sabremos en ese momento el potencial de mejora que puedan tener.

Y aquí está el todo o nada. Desde mi punto de vista, el todo o nada no existe en cuanto a tratamiento. No hace falta que le solucione al paciente todos sus problemas visuales si técnicamente no puedo hacerlo. Lo que sí que puedo y debo es poner objetivos concretos, realistas y valorables a corto, medio y largo plazo para cada una de las habilidades que puedo o que no puedo trabajar.

Os pongo un ejemplo: hace un año y algo vino a consulta una chica de trentaitantos. Su queja principal era que tenía una ambliopía y dolores de cabeza. Cuando hice el examen visual encontré una amblioplía con un 0.2 de agudeza visual, una miopía de más de 8 dioptrías y una insuficiencia de acomodación en el ojo no amblíope. Después de mandarla a hacer una OCT y una retinografía y que el oftalmólogo nos dé un informe con su juicio clínico, determinamos varias decisiones clínicas acompañadas de sus objetivos correspondientes.

Con esta paciente comenté que, con una alta probabilidad, la agudeza visual no podría mejorar notablemente ya que la OCT nos ponía un límite físico y claro en el tratamiento. En este punto no sabía qué podía ocurrir, y le recomendé no poner el objetivo de mejorar agudeza visual como primer objetivo, ya que pensé, en ese momento, que no iba a poder recuperar. Ella insistía en querer mejorar la agudeza visual y yo insistía en que creía que podría mejorar un poco pero no mucho. Le expliqué que su gran molestia era el problema acomodativo del otro ojo. Ella es profesora y tenía muchos problemas en cerca.

Por tanto, le recomendé hacer terapia, con el objetivo de mejorar el sistema acomodativo de los dos ojos, en especial el del ojo no amblíope que es el que tenía el problema más severo. Trabajar el ojo amblíope con el objetivo de mejorar la fusión periférica, el procesamiento perceptual a través de ese ojo, la oculomotricidad, la localización espacial y la periferia, y no pusimos objetivo de mejorar agudeza visual, sólo pusimos el objetivo de mejorar la calidad visual de ese ojo trabajando las otras habilidades.

Esta paciente ya terminó el tratamiento, está contenta con los resultados y nosotros también porque conseguimos cumplir nuestros objetivos optométricos. (Si queréis en otro post comentamos el caso completo e incluso le puedo pedir que nos cuente su experiencia).

Así que, para mí, no es una cuestión de todo o nada, sino de saber cómo funciona el sistema visual, de saber qué podemos hacer y qué no podemos hacer. Es una cuestión de ser honestos con el paciente y poder decirle con seguridad y confianza: «En esto no te puedo ayudar… en esto y en esto sí. ¿Quieres que lo intentemos?».

También es importante conocer nuestra formación, nuestros límites y saber derivar a compañeros (optometristas y no optometristas) que llegan a donde nosotros no llegamos.

Siempre establecer objetivos concretos que podamos evaluar de manera optométrica y que el paciente sepa qué vamos a hacer, qué no podemos hacer y qué cosas no sabemos si podremos o no podremos mejorar. De esta manera, el paciente se involucrará en la terapia de una manera más confiada y segura, y cuando terminemos podremos repasar cada uno de los objetivos que pusimos al principio.

Gloria Hermida

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4 respuestas

  1. Gracias por compartir tu experiência a cada dia.
    Si és possible conocer el caso com más detalle, créo és un aporte de información muy útil; además, conocer «desde adentro» lo que siente el paciente, a cada dia, en el transcurso del tratamento, nos ayudará e mejor integrar el mismo..
    Hasta pronto…

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