PROCESAMIENTO TOP – DOWN.

José Antonio Marina en su libro «Teoría de la inteligencia creadora» tiene una frase que me gusta mucho y que la pongo en las presentaciones de algunos de mis cursos y dice así:

“Nuestro ojo no es un ojo inocente sino que está dirigido en su mirar por nuestros deseos y proyectos”

Cuando percibimos la infomación sensorial de nuestro entorno recibimos tanta información que debemos filtrarla. Para eso y para otras cosas está el procesamiento de la información o percepción. Esta actividad de selección de lo que miramos la hacemos guiados por dos motivos: la potencia de los estímulos externos y la motivación interna.

Cuando el procesamiento es externamente generado se llama procesamiento bottom-up y cuando es internamente generado se llama procesamiento top-down.

Hoy vamos a hablar del top-down.

Como dice Marina, nuestro mirar está dirigido por nuestras motivaciones, intereses, experiencias pasadas y por nuestros valores personales.  Por ejemplo,  yo ahora estoy  embarazada y veo más bebes y más embarazadas que antes. La pregunta es: ¿salen más embarazadas a la calle este mes de Junio que en el mismo mes del año pasado? Claramente no tengo datos estadísticos, pero presupongo que más o menos las mismas. La diferencia está en mi motivación sobre este tema, que hace que el año pasado pasara una embarazada por mi lado y no me fijara  y este año sí la miro.

Esto, resumido a la mínima esencia, es el procesamiento top-down. Digo reducido porque un ejemplo tan simplón no puede describir ni de lejos la complejísima red de conexiones neurológicas que se activan y  la cantidad de habilidades de eficacia visual  (convergencia, sacádicos, acomodación…) que pongo en juego en este procesamiento.

Este procesamiento es bastante inconsciente, está dirigido, como decíamos, por nuestras motivaciones. Por tanto vemos lo que queremos ver o no vemos lo que no queremos ver. Es por  eso que, ante un mismo asunto, puede haber opiniones muy dispares y para todos correctas.

Si esto lo «aterrizamos» en nuestro trabajo puede hacer que busquemos una disfunción visual determinada y que sea otra. En muchas ocasiones, con alumnos que están empezando a aprender  a hacer evaluación binocular me dicen: esto me debería salir  endo y me da orto. No puede ser. Lo vuelven a medir y les sale igual. Lo compruebo yo y sale igual. Están anticipándose a lo que creen que van a encontrar o no hacen una prueba porque presuponen lo que va a salir.

El otro día escuché: no mido la agudeza visual en niños pequeños porque presupongo que está bien  o sólo la mido si se quejan.  Pues probablemente se escapen muchos problemas visuales pediátricos por ese tamiz del top-down, que hace presuponer tal cosa.

Mi opinión es que ante una evaluación visual hay que: preguntar, tomar todos los datos necesarios que consideremos oportunos y, a partir de ahí, empieza el análisis. Podemos tener  diagnósticos tentativos que nos ayudarán a categorizar las pruebas y poder llegar antes al diagnóstico, pero no para presuponer lo que va a salir. En el dato discordante es dónde, a veces, está la pista para el diagnóstico correcto.

Al ser un  procesamiento inconsciente dirige acciones inconscientes y, por lo tanto, no nos damos cuenta de que lo hacemos. Por esto hay que estar muy atentos con este tema, ya que los clínicos podemos errar en nuestros diagnósticos y los que se dedican a la investigación pueden sesgar un estudio y todo esto sin quererlo. Respecto a la investigación hay varios sesgos que hay que controlar sobre todo el placebo y la motivación del investigador.

En cualquiera de los ámbitos  que trabajemos, subamos la consciencia e intentemos ser lo más objetivos posibles, sin presuponer de ante mano y analizando los datos de la manera más objetiva que podamos.

Por cierto os recomiendo el libro de Marina si os apetece aprender de memoria y percepción.

Feliz dia!