La «p» de pena y la «p» de posibilidad.
Estas son las dos «pes» desde donde podemos crear una conexión con nuestros pacientes. Creo que esto se cumple para todos y, mucho más, cuando trabajamos con pacientes de población especial.
El fin de semana pasado estuve en el curso de Nora de daño cerebral que organizó SIODEC. Siempre que estoy de curso tengo la misma sensación: un montón de personas, hablando y compartiendo sobre optometría y terapia visual, así que siempre me traigo a casa los contenidos del curso y un montón de ideas y reflexiones de las conversaciones en las comidas y los cafés.
En esta ocasión estaba hablando con Lucila To (profe de esta plataforma, os recomiendo sus cursos que son IM-PRE-SIO-NAN-TES), y hablábamos sobre la empatía. Ella había leído mucho sobre este tema y me comentaba que se puede empatizar desde la pena o empatizar desde la posibilidad. En ese momento mi cerebro hizo ¡click!
En nuestro centro de Aranjuez hay muchos pacientes de población especial. Niños y adultos que tienen grandes limitaciones cognitivas, físicas o ambas. Desde mi punto de vista, el término población especial es muy acertado, ya que cada uno de estos pacientes son muy muy especiales. Tienen una forma de ver el mundo y una forma de tocarte el corazón que no se olvida.
Para mí y para mi equipo es natural trabajar con ellos, y las familias siempre nos comentan que les gusta mucho el trato que reciben los niños, que siempre quieren venir a la terapia y nos preguntan: «¿qué hacéis que mi hijo/a viene tan feliz y tiene tantas ganas de que llegue el día de la terapia visual?» También algunos optometristas que han venido a hacer estancias clínicas o, incluso amigos que conocen nuestro trabajo, me han preguntado: «¿No te dan pena estos niños? Nunca van a poder ser como los demás».
Y, sinceramente, no siento pena por ellos, al revés, me siento agradecida por todo lo que me enseñan y por poder poner mi granito de arena en que desarrollen todo su potencial. Yo, como optometrista, hago mi parte, la familia, el logopeda, el fisio, el profesor, etc… hacen las suya. Y entre todos ayudamos a estos niños a construirse, a crecer y a ser más eficaces.
Y ellos trabajan muy bien en nuestro centro, se sienten seguros, y avanzan mucho. Y todo es gracias a que empatizamos con ellos desde la posibilidad de crecimiento, de mejorar, de pensar que sí pueden, en lugar de empatizar desde la pena.
La explicación de Lucila sobre la empatía me ha reforzado mi manera de trabajar con estos niños tan especiales.
Hoy os escribo esto porque Abre sus ojos está celebrando su evento anual «Ven y Verás. Vigo 2018» y me he acordado de todos estos niños. Estoy asociada hace años a Abre sus ojos porque me parece que hacen una gran labor, y me he dado cuenta de que, entre unas cosas y otras, nunca voy a los encuentros… y esto tiene que cambiar. El próximo año voy a hacer todo lo posible por no perdérmelo, porque merece la pena de verdad.
Un comentario
Hola. !! Tienes toda la razón. Hay que dar gracias de poder trabajar con estos pacientes ..todos los días tenemos que ser agradecidos ….y como dices desde la Empatía .. todo ser humano tiene un gran potencial , solo hay que potenciarlo .
Y como bien dices que mejor en «abre sus ojos » tenemos muchos amigos que dan mucho por estos pacientes y reciben mucho más !!