Escuchando el podcast “Gabinete de curiosidades” descubrí esta historia sobre Hillary Clinton.
Hillary competía contra Donald Trump para ser presidenta de Estados Unidos. Y no ganó. Podría haber sido la primera presidenta mujer de una de las mayores potencias mundiales y no ganó.
Ella tenía preparado un sitio precioso con un gran techo de cristal para el día de las elecciones. Allí daría su discurso como ganadora. Lo eligió como metáfora. Por fin se rompía el techo de cristal. Pero no pudo ser.
Tras su derrota pronunció estas palabras:
“Esta derrota duele, pero por favor, nunca dejéis de creer que luchar por lo que es correcto vale la pena. Lo vale. Necesitamos que sigáis luchando el resto de vuestras vidas, y a todas las mujeres, especialmente a las mujeres jóvenes. Sé que no hemos roto el más alto y duro techo de cristal al que nos enfrentamos, pero lo haremos, y espero que antes de lo que podemos pensar ahora mismo».
No era la primera vez que hablaba sobre el techo de cristal, ya anteriormente había dicho una frase que me encanta:
«Aunque no hemos podido romper este altísimo y durísimo techo de cristal, gracias a ti tiene cerca de 18 millones de grietas, y la luz brilla a través de él como nunca antes, llenándonos de esperanza y sabiendo que el camino será un poco más fácil la próxima vez»
Me gusta porque esta frase me dice: todo cuenta, cada acto, cada paso, cada gesto. Si creemos que es lo correcto, valdrá la pena, aunque ahora no lo veamos.
Un techo de cristal son todas esas normas no escritas que se asumen como ciertas y que todos seguimos consciente e inconscientemente.
Veo muchos techos de cristal en la optometría en nuestro país.
Respecto a la mujer, veo como las mujeres somos mayoritarias, pero los puestos de poder los ostentan casi todo hombres. Veo cómo es compleja la conciliación con estos horarios locos que llevamos en nuestros negocios.
Pero también veo el techo de cristal en otros muchos aspectos.
Aún me sigue impactando como hay optometristas que me dicen, no me merece la pena hacer tu formación porque tengo 10 minutos para graduar y no tengo posibilidad de tener un buen material para diagnóstico.
Me sigue impactando que la terapia visual esté tan minusvalorada.
Me sigue impactando que sigamos sin cobrar por nuestros servicios profesionales.
Me sigue impactando que tengamos tantos complejos profesionales que no nos dejan crecer.
Pero todo acto cuenta. Aunque pensemos que no podemos cambiar nada. Vamos a poner consciencia a todo esto y a pensar… ¿y yo ahora, qué más puedo hacer? Tengamos objetivos grandes y vayamos dando pasos pequeños y firmes.
Quiero saber que piensas… ¿Que techos de cristal ves o sientes tú? ¿Qué cosas ya estas haciendo para mejorar nuestra bonita profesión? (compartámoslas para poner foco sobre ello).
Te leo
2 respuestas
El techo de cristal… Pues el poco conocimiento de nuestra profesión por parte del público….
Que hago yo…. Doy charlas a los chicos de 1er de Eso… Explicando quienes somos y qué la visión es más que ver bien……para que aprendan a identificar problemas visuales …
Hago la revisión ( en un cole) a los niños de 1 de primaria… Les entrego a los padres un informe con aquello que detecto…..
Aunque nadie responde a nada, nadie se interesa por aquel sacadico o visión doble … Que le he detectado a su hijo… Allí estoy… Dando la vara.
El techo de cristal…. El desconocimiento, el desinterés, el pensar que les acabaré vendiendo una gafa…..
Però allí estoy……A la espera de que poco a poco se vaya agrietando.
Saludos
guau! ya haces un monton!Gracias por compartirlo. A agrietar el techo!